Despertar, abrir los ojos, mirar la ventana. Está toda empañada, ¿Será por el aire acondicionado o porque está lloviendo? (¡Por favor que sea porque está lloviendo!) Acto siguiente en la ventana empiezan a caer gotas, cada vez más fuertes, que psicológicamente hacen que uno sienta frío y aún más sueño. Pero ya es hora de levantarse, de comenzar un nuevo día, ¡Pero qué manera de comenzar el día!...
Levantarse de la cama, hacer el café, servirlo en la taza color blanco y mientras el café humea elegantemente, perfecto para una toma de una película, observar el panorama de esta mañana, gris e inspiradora.
Los recuerdos llegan, de la mano de las gigantes ganas de devorarte un libro, del chispazo que quiere convertirte en poeta y del niño que vive o muere por mojarse bajo la lluvia. No puede faltar el deseo de ver una buena película en el mueble, con el suéter más viejo y cómodo y el pantalón de pijama que te regalo mamá en los años 500... Los chocolates y que la película sea de amor son dos ingredientes que se pueden agregar si eres una mujer -algo- cursi. (Hey, ¿Por qué me miran?)
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La música no puede faltar, -si acaso no hay, el sonido de la lluvia es la más indicada música- y el trabajo en ocasiones tampoco, pero que ricura la que se siente con este clima se esté donde se tenga que estar... Es confuso a primera vista, a primer sentir, expresa tristeza pero una tristeza transformada en arte, en melancolía pura que enciende la luz de la inspiración.
En la época de la juventud -sin la intención de sonar tan vieja- siempre quedarán intactos los recuerdos en los que esta amiga líquida y fría estuvo presente...
"¿Recuerdas aquél día que nos cayó ese chaparrón de agua jugando fútbol? si pudimos gozar y resbalarnos mínimo 100 veces, ni pensar en el regaño que nos echaron cuando llegamos a casa todos empapados."
"¿Cómo olvidar ese beso? Me parece imposible, porque además de que fue de su boca, fue bajo la lluvia... Su cara se acercó a la mía, me cargó tal cual como sucede en esas películas de adolescentes que veo a cada rato y... sus labios tuvieron el primer encuentro con los míos, mientras la lluvia delicada y fría caía sobre nosotros, demasiado perfecto para ser real".
A veces, pasa por mi mente... Cómo sería si en vez de ver a la gente corriendo cuando llueve -con desespero para no mojarse, como también para que no se les dañe el secado a las chicas- las personas adultas se divirtieran un rato, se mojaran como en aquellos tiempos que solían hacerlo con total picardía y felicidad.